Las llamadas “malas hierbas” son seres vivos especializados genéticamente en la minería. Son los mejores mineros del mundo. Toda la supervivencia de su especie depende de su capacidad de extraer alguno de los minerales de la tabla de los elementos. O sea: todos los macro y micronutrientes que precisan las especies vegetales. Las malas hierbas son seres botánicos que medran en las condiciones más duras y difíciles gracias a su extraordinaria capacidad de extracción de minerales del sustrato que las alberga. Por pobre que éste sea, ellas siempre sacan lo que precisan para salir adelante de forma victoriosa. Por esa capacidad que tienen es porque son tan difíciles de erradicar de los jardines. Son la pesadilla de todo agricultor o jardinero precisamente gracias a su fortaleza y capacidad minera de extracción.
¿No deberíamos aprovechar todo ese potencial en nuestro provecho? Cada miligramo de mineral que succiona de la tierra pasa a ser parte integrante de sus tejidos vegetales. Están en las raíces, en las hojas, en los tallos, semillas, flores, etc. Utilicémos las para nuestros cultivos, yo las empleo en mis plantas de tabaco y es una maravilla orgánica y por mucho que nos empeñemos, no podemos competir con millones de años de evolución.
Sin embargo, para poder abonar nuestras niñas tan sólo con malas hierbas, idea más que aconsejable, es importante saber qué nutrientes absorbe cada planta. Por ejemplo, los que tengáis la suerte de vivir en zonas dónde haya helechos, sabéis que disponéis de muchísimos macro y micronutrientes puesto que esta planta absorbe más variedad que ninguna otra de la península ibérica y me atrevería a afirmar que de todo el planeta, aunque todavía estamos muy lejos de conocer el potencial de los millones y millones de estas plantas autóctonas que se dan hasta en los desiertos más hostiles. Desde las tundras siberianas hasta los confines del desierto del Gobi, las malas hierbas, buscan la manera de absorber aquellos minerales que su sustrato les puede proporcionar. . Y, desde luego, el helecho absorbe los tres macro: nitrógeno, fósforo y potasio, además de muchos micronutrientes.
Una planta que tenemos todos en España, da igual la provincia y en todas las épocas, es el famoso diente de león. Ya sabéis: esas plantas que dan una bola blanca de polen que a todos los niños les gusta soplar antes de pedir un deseo. Es una de las más fáciles de encontrar por todas partes y en todas las épocas del año puesto que es perenne.
Personalmente, durante la época de vegetativo prefiero usar mucho las ortigas, que junto al trébol y la consuelda, tienen tal capacidad para producir nitrógeno que las convierte en las mejores amigas de nuestros cultivos en esta fase de su vida. Lo interesante sería tener una tabla de cada mala hierba que tienes en tu zona que especifique los minerales que absorbe cada una. Pero como esto es difícil, aunque no imposible, mi consejo es ceñirse a determinadas plantas que todos tenemos para cada fase de la vida de nuestras niñas. Para el vegetativo aconsejaría las ya mencionadas y, cómo no, una buena dosis de cola de caballo, que merece un estudio aparte.
Para la floración, todas aquellas que se especialicen en la absorción de fósforo y potasio. A saber: borraja, helecho, camomila, consuelda, diente de león, ortiga y perejil entre muchas más que desconozco, son altamente especializadas en la extracción de potasio (K). Los helechos, tréboles, dientes de león y cáscaras de plátano están repletas de fósforo (P).
Sabiendo qué plantas tienen los principales nutrientes, nitrógeno, fósforo y potasio, lo demás es cuestión de hacer preparados para abonar y seguro que acertaremos. Las plantas que os mostramos en este reportaje han sido abonadas con te de malas hierbas. Se han utilizado no todas las que mencionamos (¡ojalá!) pero al menos las principales. Concretamente se usaron tes de diente de león, ortigas, perejil y cáscaras de plátano. Y en un par de ocasiones se utilizó te de cola de caballo y alguna otra planta de mi zona cuyo nombre desconozco desafortunadamente.